viernes, 8 de octubre de 2021

PIMIENTO DE PADRÓN

El denominado pimiento de Padrón es una variedad de pimiento (Capsicum annuum) originaria del cultivo agrícola del convento de San Francisco de Herbón (parroquia de Padrón) en la provincia de La Coruña, en Galicia, donde habrían adaptado su cultivo frailes franciscanos regresados de América en el siglo XVI. Se trata de pimientos de pequeñas dimensiones, entre unos 5 y no más de 10 cm, de color verde oliva a verde amarillento y que tienen como particularidad gastronómica, además de su generalizado intenso sabor, el que algunos ejemplares resultan particularmente picantes (aproximadamente entre un 10% -o incluso modernamente menos, como se explica abajo- y un 25%)



Se trata de un vegetal de cultivo que se puede encontrar en una gran extensión de las cuencas del río Ulla y su afluente el Sar; y es especialmente cultivado en los invernaderos de Herbón, localidad administrativamente perteneciente a Padrón en calidad de parroquia civil. Actualmente existen variedades cultivadas en el sur levantino de España y en Marruecos. La temporada de recolección puede comenzar ya a mediados del mes de mayo, prolongándose hasta alcanzar el verano, soliéndose recolectar cuando su tamaño aún es reducido. Tradicionalmente estaban disponibles en los mercados desde el propio mes de mayo y hasta finales de octubre o primeros de noviembre (solía darse la fecha de la primera matanza del cerdo, 11 de noviembre, día de San Martín, como límite). En la actualidad, merced a las condiciones de cultivo controladas en invernadero, pueden encontrarse en los mercados españoles a lo largo de todo el año y suelen comercializarse envasados en bolsas plásticas en las que es de obligado cumplimiento legal la indicación de su origen geográfico.



Como queda dicho, es un pimiento de pequeño tamaño y forma algo alargada, cónica o fusiforme y ligeramente surcada longitudinalmente por estrías bulbosas, que le confieren un aspecto arrugado tras su fritura. Como algunos ejemplares poseen la cualidad de resultar picantes, algunos de manera acusada, existe todo un debate acerca de las características que harían reconocibles tales especímenes, controversia que comienza desde el momento en que unos entendidos aseguran poder saber cuáles pican mientras que otros afirman no haber manera de averiguarlo de antemano. El idioma gallego ha sabido acomodarse a esta realidad variable y zanjar la cuestión con la sentencia popular «Os pementos de Padrón, uns pican e outros non»​ («Los pimientos de Padrón, unos pican y otros no»).


Se trata de una variedad del chile, al igual que los jalapeños o los serranos, y, como todo pimiento, domesticada en Mesoamérica. Al parecer, fue importada a Galicia por misioneros del convento franciscano de Herbón durante el siglo XVI o ya tal vez iniciado el XVII, posiblemente desde México o la zona suroeste de EE. UU. Es probable que las variedades originarias llevadas de América fueran poco a poco adaptándose mediante selección artificial al clima de Galicia, haciéndose más pequeños y adquiriendo así su sabor particular.
Debido a que frente a los ejemplares que no pican otros producen un picor que puede ser intenso hay toda serie de creaciones populares sobre este tema, sobre todo en Galicia, donde es muy popular y reiterado el aludido refrán gallego «Coma os pementos de Padrón: uns pican e outros non» («Como los pimientos de Padrón: unos pican y otros no») en comentario alusivo a la variabilidad de cualquier tipo que se pueda observar ante determinada circunstancia.


Lo cierto es que la proporción de ejemplares picantes parece aumentar considerablemente en las zonas de cultivo (hoy en día la práctica totalidad se realiza en invernadero) que han recibido mayor insolación, con lo cual en origen se puede controlar en parte esta característica en las remesas recolectadas. Es bastante común señalar que los ejemplares picantes son los que han sido menos regados; sin embargo, se puede observar que, a igual cantidad de riego, éstos se dan más en las zonas soleadas, lo que lleva a relacionar más esta cualidad con la insolación y evaporación consiguiente.
Entre los métodos popularizados para diferenciar visualmente los ejemplares picantes se cuenta que aquellos de mayor tamaño y color mate antes de su fritura, sobre todo si presentan una forma acusadamente puntiaguda y en forma de huso, tienen más probabilidades de ser agresivos al paladar. También se dice que a los picantes se les adhieren en menor medida los granos de sal gorda con que se suelen sazonar. Otra fórmula es reparar en la proporción del peciolo con respecto al ejemplar entero, siendo los picantes los que presentarían mayor proporción de peciolo (popularmente llamado «rabecho» en gallego, traducible por «rabito» o «rabuelo»). Cualquier ejemplar de tamaño excesivamente grande (el doble o más de lo que se considera un pimiento de Padrón grande) o que presente coloración total o parcialmente rojiza quizás debido a exceso de madurez, quizás debido a hibridación) presentan un nivel de picor remarcadamente alto (influyendo más la coloración que el tamaño).


Las recolectoras tradicionales -suelen ser mujeres- de las zonas de Padrón más dedicadas a su cultivo (la más reputada es la parroquia de Herbón) y sus degustadores más aficionados suelen acordar que una adecuada proporción de ejemplares picantes a la hora de servirlos está en torno a una quinta parte del total. De este modo, en la recolección artesanal se recogen en recipientes diferentes aquellos que han recibido mayor insolación durante su cultivo de los que han permanecido más en la sombra. A la hora de prepararlos para el consumidor, se le servirá una "mano" (los que caben agarrados en un puño, que se dice que habitualmente son cuatro) de los picantes por cada cuatro "manos" de no picantes, ya que como reza la sentencia tradicional gallega, «Unha saca son cen pementos, que son vintecinco 'máns' de catro» («Una bolsa son cien pimientos, que son veinticinco 'manos' de cuatro»).


Texto by Wikipedia

jueves, 7 de octubre de 2021

HISTORIA Y LEYENDA DE LA TORRE DE HÉRCULES


Historia y leyenda de la torre de Hércules



El faro desde su construcción por los romanos en el siglo I, se encuentra sobre una loma en la costa de Galicia, en la ciudad de la Coruña, en la actualidad es conocido como Torre de Hércules. Sus características lo convirtieron en el símbolo de la ciudad de la Coruña, siendo querido por todos sus vecinos e instituciones. Tiene el privilegio de ser el único faro romano y es el más antiguo en funcionamiento del mundo. Tiene una altura de 68 m. É el segundo en altura de España. Desde su edificación original sufrió varias reconstrucciones.



La leyenda dice que la construcción de este se debe a la lucha mantenida por Hércules contra el gigante Gerión. Gerión, rey de Brigantium, obligaba a sus súbditos a entregarle la mitad de sus bienes, incluyendo a sus hijos. Un día los súbditos decidieron pedir ayuda a Hércules, que retó a Gerión en una gran pelea. Cuando Hércules lo venció, coloco los huesos de su cabeza enterrados en los cimientos de la torre que allí mandó construir. Cerca del faro fundo una ciudad y como la primera persona que llegó fue una mujer llamada Cruña, Hércules puso a la ciudad este nombre.
Galeses, irlandeses y escoceses conservan leyendas relacionadas con el faro de Hércules



El origen de la torre es desconocido, aunque fue reedificada por los romanos en el siglo I. La Torre de Hércules fue construida como faro de navegación y comprendida la construcción entre los reinados de Nerón y Vespasiano en función de los hallazgos de fragmentos de terra sigillata y vasos de paredes finas datables entre los años 40 y 80 de nuestra era. La inscripción al pie de la torre y las referencias documentales sobre la ciudad de Brigantium (La Coruña) revelan la existencia de un faro de la época de Trajano. En su base se encontró una piedra votiva con la inscripción en latín MARTI AVG.SACR C.SEVIVS LVPVS ARCHTECTVS ÆMINIENSIS LVSITANVS.EX.VO, lo que ha permitido identificar al arquitecto autor de la misma como Cayo Sevio Lupo, originario de Aeminium, hoy Coimbra, en Portugal.



La mención más antigua a la Torre se encuentra en el Historiæ adversvm Paganos de Paulo Orosio, escrito hacia el 415-417 d. C., que dice: Secvndvs angvlvs circivm intendit, ubi Brigantia Gallæciæ civitas sita altissimvm farvm et inter pavca memorandi operis ad specvlam Britanniæ erigit («En el segundo ángulo del curso [de circunnavegación de Hispania], donde se sitúa la ciudad de Brigantia Gallæciæ, se yergue un faro altísimo entre unas pocas obras recordatorias de la ruta hacia Britania»).

La torre perdió, posiblemente, su uso marítimo durante la Edad Media al convertirse en fortificación. En el siglo XVII (1682) el duque de Uceda encargó la restauración arquitectónica al arquitecto Amaro Antune, que construyó una escalera de madera que atravesaba las bóvedas hasta la parte superior, donde se sitúan dos pequeñas torres para soportar los fanales. En el reinado de Carlos III se realizó la reconstrucción completa. La obra neoclásica se terminó en 1791 bajo la dirección de Eustaquio Giannini.


La torre era, antes de comenzar la reforma, un cuerpo prismático con base cuadrada; en el exterior presentaba un muro de piedra con dos puertas en la parte baja y ventanas asimétricas que la recorrían hasta el piso superior, y una mordiente helicoidal que llegaba hasta la parte superior. En su interior conservaba la vieja estructura romana, pero con escaleras de madera que pertenecían a la restauración de edificio, armonizándola en su decoración con marcos superiores de puertas y ventanas.
La fachada actual de la torre es el fruto de la remodelación neoclásica del siglo XVIII. En el año 2007, fue elegida candidata para engrosar la lista de bienes culturales Patrimonio de la Humanidad. El 9 de septiembre de 2008 se hermanó con la Estatua de la Libertad de Nueva York y el día 25 de ese mismo mes con el Faro del Morro de La Habana, el más antiguo de América y uno de los emblemas de Cuba.

LEYENDAS GALLEGAS

Vengo del país de la lluvia eterna


Vengo del fin del mundo.
Soy de donde el agua muda la eternidad en melancolía 


y la melancolía se torna en nostalgia perenne.
Vengo de la más hermosa tierra que la naturaleza,
en su eternidad, pudo parir.

Vengo de la piedra y el viento del norte, gélido y eterno.
Soy del país que los hombres llamaron Galicia.
Soy de la tierra que los dioses quisieron llamar ETERNIA.




















Galicia, debido a su antigüedad es una tierra rica en leyendas,
una tierra de misterios y supersticiones, una tierra de fabulas y
mitos, en su mayoría fruto de la imaginación popular, las hay 
de todo tipo desde fantásticas a religiosas, dé brujas y héroes,
de villanos y demonios y etc...Historias y leyendas que se 
contaban a la luz de las fogatas, cuando ya el sol se escondía
y comenzaba a reinar la noche, y que así se transmitían de 
generación en generación. En fin aquí he reunido unas
cuantas de las más populares que espero que os gusten.

El Ciprianillo:


Había la creencia de que existía un libro, titulado 
O  Ciprianillo,
que tenía la propiedad de hacer por medio de su lectura que 
los encantos que existen en los castros traigan los tesoros
que tienen escondidos.

Graznidos de aves:


  



















Los graznidos de algunas aves, como los cuervos, cuando se 
oyen con insistencia en los árboles próximos de una casa,
son de fatal agüero, y significan o un alma en pena o un aviso
de que pronto morirá una persona.

Tocar la campana:

















Tocar la campana de las iglesias parroquiales cuando truena 
y está encima la nube cargada de electricidad, en la creencia
de que por estar aquella bendita hace descargar el pedrisco 
en otra parte.

Mouros:























Según la leyenda estos personajes viven en los bosques y 
custodian tesoros que van concediendo a quien les ayuda.
Hay ocasiones en que los valientes que desean conseguir 
los tesoros se encuentran con repulsivos guardianes y deben
vencer sus primeros instintos de huida. A veces, se logra el fin
deseado, aunque siempre con restricciones.

El fuego


El rasgo mas esencial de la antigua adoración al fuego va unido al culto 
universal del hogar.
Hay lugares donde se cubre el fuego todas las noches y se enciende al día 
siguiente con el de la víspera.
Dejarle morir equivale a un sacrilegio y se paga caro.
Si por descuido u otras causas llega a apagarse, es grande el disgusto que 
se apodera de la familia, pues la desgracia persigue ya de cerca la casa y 
los que la habitan.
'O fogo morto', indicaba un lugar desierto.
El primero de enero se limpia perfectamente el hogar, se arroja el fuego de 
la noche y se enciende el nuevo, que para que sea propicio, debe durar todo 
el año.
Hay indicios de que el acto de encender el nuevo fuego revestía para 
nuestros antepasados todas las apariencias de un verdadero acto religioso 
y que se repetían entre los celtas gallegos las mismas ceremonias 
simbólicas que entre los arios.


En el siglo XIX, el fuego era una deidad protectora entre los montañeses de
las montañas de Cervantes (Lugo) y si a alguno de ellos le torturaba o 
afligía pena o tribulación, acudía solo ante el hogar, avivaba el fuego y hacia 
sus imprecaciones:
Tennos sempre na prosperidad, sempre dichosos, ti que eres eterno, fermoso,
sempre xoven, ¡oh fogar!'.
En determinados días del año le arrojan flores(al fuego),cuando cuecen el 
pan le dan su porción,y pues allí como en la mayor parte de las casas 
campesinas de Galicia,se come alrededor del fuego, no son sólo las 
oraciones dichas antes y despues de la comida parecen serle dirigidas, sino 
que echan sobre él algunas cucharadas de grasa, y así que se levanta la 
llama, dicen que el fuego se alegra. Nada sucio se arroja a la limbre, pero 
muy en especial las cascaras de los huevos porque con ellas quemaron a 
San Lorenzo.
Entre novios, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde, 
"home que nos leve o lume"
El fuego del hogar es puro, la unión de los sexos debe tener lugar lejos de 
su presencia.


Era cosa corriente que desde el día de navidad hasta el 1 de Enero ardiese en el hogar el gran leño al que daban el nombre de tizón de Navidad.
Sus cenizas eran buenas para curar calenturas.
El tizón se encendía para que el fuego fuese mas vivo en aquellos días de regocijo y las almas de los ante pasados viniesen a visitar a los suyos y tuviesen un mas puro calor para calentarse, pues tal vez el grueso tronco que devoraba el fuego durante los días sagrados, encerraba un doble símbolo, el de la pureza y santidad del día y el de la integridad de la familia.
Una prueba de que se le consideró siempre como un ser vivo la tenemos en que en gallego no se dice por lo general apagar la luz o el fuego, sino matar o lume. Morreume a luz, mateille o candil....



                                                                                                     
La Santa Compaña  
                               
Existe la creencia en las ánimas y que éstas se manifiestan y tienen su vida después de la muerte.


En la oscuridad aparece una procesión de almas en pena, va encabezada siempre por un vivo, el primero que han visto esa noche, si desea librarse de ellos y abandonar tan tétrico cortejo debe entregar los atributos a otro mortal, o bien colgarlos al cuello de un perro y encerrarse en un arca llena de maiz.
La Santa Compaña está formada por ánimas que van en dos hileras, envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos.

Cada fantasma lleva una luz, pero es invisible, sólo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros.

Al frente va un espectro de mayor tamaño, la Estadea. Algunas veces llevan un ataúd en el que va un familiar del que presencia el paso. Este no tarda en morir.
Puede suceder que el que encuentra el paso a altas horas de la noche se vea obligado a seguir al cortejo portando una cruz y un caldero.
El acompañante puede transmitir su "empleo" si en una de las excursiones de los difuntos se encuentra con otra persona.

Le da la cruz y el caldero y él queda libre mientras que la persona a quien se los ha dado es la que pasa a acompañar a los espectros.


A Santa Compaña

Existe a crenza nas ánimas e que estas se manifestan e teñen a súa vida despois da morte.



Na escuridade aparece unha procesión de almas en pena, vai encabezada sempre por un vivo, o primeiro que viron esa noite, se desexa librarse deles e abandonar tan tétrico cortexo debe entregar os atributos a outro mortal, ou ben colgalos ao colo dun can e encerrarse nunha arca chea de maiz.

A Santa Compaña está formada por ánimas que van en dúas fileiras, envolvidas en sudarios, coas mans frías e os pés descalzos.

Cada fantasma leva unha luz, pero é invisible, só un olor a cera e un lixeiro vento son os sinais de que está a pasar a lexión de espectros.

Á fronte vai un espectro de maior tamaño, a Estadea. Algunhas veces levan un ataúde no que vai un familiar do que presencia o paso. Este non tarda en morrer.
Pode suceder que o que encontra o paso a altas horas da noite se vexa obrigado a seguir ao cortexo portando unha cruz e un caldeiro.
O acompañante pode transmitir o seu "emprego" se nunha das excursións dos defuntos se encontra con outra persoa.

Dálle a cruz e o caldeiro e el queda libre mentres que a persoa a quen llos deu é a que pasa a acompañar os espectros.


"MEIGAS" Lenda ou realidade?

Las meigas son mujeres adoradoras del diablo y que con sus ritos pueden hacer maleficios.
Esta superstición obliga a una serie de ritos muy especiales para ahuyentar posibles peligros: guardar una herradura en el hogar, tras la puerta de entrada, o llevar consigo un diente de ajo, una castaña pilonga o varios objetos que libren del mal de ojo u otros hechizos.


Tipos de meigas

Se dice que hay un gran número de ellas, cada una con diferentes poderes:

Meigas chuchonas (o chupadoras): son las más peligrosas, y se presentan con distintas caras o transformadas en vampiros e insectos, como abejorros. Chupan la sangre a los niños y les roban los untos (grasa corporal) para ser empleados en la elaboración de ungüentos y pociones.

Asumcordas o brujas callejeras: espías de las gente y vigilantes de quienes entran y salen de las casas.
Marimanta: es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer.

Feiticeira (Hechicera): viven cerca de los ríos y riachuelos, aunque anciana, su aspecto no repele, posee una voz muy bella que con sus cantos hipnotiza a los chicos que se acercan al río y hace que se vayan metiendo en el río, donde al fin se ahogarán.

Lavandeira: esta meiga sorprende al caminante que pasa por un lavadero, invitando a este a que la ayude a escurrir las prendas que lava, tintas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa.

Lobismuller (mujer loba): tienen que haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.

Vedoira: es esbelta y agradable en el trato. Posee facultades adivinatorias, y son expertas en contactar con el más allá para decir si alguien fallecido está gozando eternamente en el cielo o si aún penan en el Purgatorio.

Voladoira: vuela y hace piruetas acrobáticas en el cielo.

Cartuxeira: son meigas echadoras de cartas, que siempre aciertan en sus vaticinios.

Agoreira: estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.

Dama de castro: estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas otorga sus favores.



Métodos para protegerse de las meigas

Para defenderse de ellas y de sus hechizos existen amuletos que pueden colocarse en las casas o colgarse del cuello del afectado. Estos son algunos de ellos:

  • Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de la entrada
  • Llevar un diente de ajo, una castaña pilonga. Llevar una higa (mejor de azabache compostelano) colgada del cuello o unos cuernos de vacaloura (un tipo de escarabajo)
  • Tener en casa tierra bendita de los cementerios o ramas de laurel bendito el Domingo de Ramos
  • Buscar garras de fieras o dientes de lobo
  • Poseer en forma de varitas, colgantes o pectorales, trozos de azabache, ámbar y distintas piedras capaces de rechazar los venenos y encantamientos.
  • Tradicionalmente se cree que saltando la cacharela de San Juan tres veces o múltiplo de tres se espanta a las meigas.
Es muy popular la frase, "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas ("Yo no creo en las meigas, pero haberlas, las hay"), que resume a la perfección el equilibrio del carácter gallego entre lo práctico, la incredulidad y el misticismo.
El meigallo es el hechizo que realizan las meigas. Un ensalmo muy común es "¡Meigas fóra!", que es acompañado del gesto de la higa.



La meiga equivale a las fuerzas que quiebran la armonía de las partes con el todo, las que introducen el desorden, la enfermedad y la muerte. Aquélla suele asociarse a la altura, la luz y lo sagrado; ésta con lo ínfimo, oscuro y satánico, operando en la impunidad de su acción a distancia.





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