sábado, 16 de octubre de 2021

LEYENDAS GALLEGAS II PARTE


Tierra de meigas y trasgos, Galicia posee muchas más leyendas de las que nos podemos imaginar.

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La Santa Compaña se presenta como una procesión de muertos o ánimas en pena que vagan errantes por la noche (a partir de las doce) los caminos de una parroquia. La razón de ser de su recorrido es visitar la morada de todo aquel que vaya a fallecer en un breve periodo de tiempo. El mito está presente con diversas variantes en todo el acervo cultural astur-galaico, eso sí, en cada región suele ser conocida con una denominación diferente.



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Hay varias leyendas en torno a la construcción del único faro romano que sigue actualmente en funcionamiento. Las más conocida asegura que un gigante conocido como Gerión, rey de Brigantium (Breogán), tenía a sus súbditos aterrorizados, pues les obligaba a entregarle la mitad de sus posesiones, hijos incluidos. Un día los súbditos ante la inutilidad de revelarse contra el gigante decidieron pedir ayuda a Hércules, que lo retó en una cruenta batalla. Hércules derrotó a Gerión, lo enterró y levantó un túmulo que coronó con una antorcha. Cerca de ese monumento fundó una ciudad y, como la primera persona que llegó fue una mujer llamada Cruña, Hércules puso a la ciudad su nombre, La Coruña.



Cuenta la leyenda que los restos del Apóstol, acompañados por cuatro de sus fieles discípulos, surcaron la ría de Arousa y el Ulla en una barca de piedra hasta llegar a Galicia. Una vez en tierra, ataron la barca en una piedra, conocida como «el Pedrón» en Iria Flavia. Después de múltiples vicisitudes que sus discípulos tuvieron que sortear lograron darle sepultura cerca del bosque «Liberum Donum». Tras siglos de prohibiciones que impedían frecuentar el lugar, se olvidó su existencia, hasta que alrededor del año 813 un ermitaño vio resplandecer el lugar y acudió. En base a ello llamó al lugar Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde derivaría al actual nombre de Compostela.


Se dice que entre el palacio de Monforte de Lemos y la Iglesia de San Vicente del Pino había un pasadizo subterráneo. Durante una ausencia del Conde de Lemos, que parte a cumplir con encomiendas reales, el abad del Monasterio benedictino de San Vicente, habría utilizado el desfiladero para llegar hasta la hija del conde, con la quien comenzaría un idilio. El conde al enterarse organiza una comida en la que invita al abad, y en el momento del postre le sirve una corona de hierro al rojo vivo, coronándose y provocando la muerte.


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Paralaia (piedra de piedra) es un monte de Moaña donde según se comenta hay una cueva llena de tesoros con pasadizos subterráneos que desembocan en el mar. Cuenta la leyenda que la noche de San Juan es la noche idónea para los que quieran obtener algo del botín ya que durante esa noche las «mouras» y mujeres encantadas que allí habitan salen de la cueva para lavar y peinar sus largos cabellos.


Resultado de imagen de DIAÑO O DIANTRE



Conocido también como diantre, es un duende satírico de la mitología gallega que se dedica a hacer todo tipo de travesuras para truncar así la travesía de todo aquel que se lo encuentre por el camino. Bajo múltiples apariencias pero siempre semejando precisar ayuda este duende hace de las suyas para luego devolver el favor a su manera.


Resultado de imagen de O MILAGRO DE BOUZAS

Mientras la travesía de los restos del Apóstol Santiago tocaba a su fin y sus discípulos desembarcaron en Galicia, se celebraba en Bouzas la boda de dos jóvenes. Uno de los juegos de la celebración consistía en que unos hombres a caballo arrojaban sus lanzas al aire y galopando intentaban recogerlas antes de que éstas cayesen al suelo. La mala fortuna del recién casado hizo que su montura desobedeciese, adentrándose en el mar, tras la barca del Apóstol. Pero el novio y su caballo salieron del agua a la superficie recubiertos de conchas de vieira, por ello, desde entonces, todo peregrino camino de Santiago, lleva en su sombrero una concha de vieira.



Cuentan las leyendas que un marinero procedente de Arousa que estaba de servicio militar en África escuchó hablar a dos «moros» -habitantes de los castros celtas- de tesoros, al acercarse el «moro» le contó que en la Isla de Ons había una fuente con caracoles de oro. Ya de vuelta en casa, el marinero se acercó mientras pescaba a la isla y sorprendido encontró la fuente, volviendo a su casa con «los bolsillos» repletos de caracoles de oro.

EMPANADA DE CHOCO EN SU TINTA




Ingredientes:

Relleno

2 k. de Chocos limpios y troceados

1 Pimiento Rojo picado

1 Pimiento Verde picado

3 Cebollas picadas

2 Dientes de Ajos picados

1 Vaso de Vino Blanco

- Sal

- Yinta de los chocos


MASA


1/2 Vaso de Vino Blanco

1/2 Vaso de Agua templada con un poco de Sal disuelta

1 Vaso de Aceite

2 Cucharaditas de Levadura

- Harina de Trigo ( la que admita)


Modo de hacer:

Primero preparamos la masa.

Ponemos todos los ingredientes menos la harina, removemos y a continuación añadimos la harina poco a poco, amasamos y cuando la masa no se pegue a los dedos, la dejamos reposar para que aumente de volumen.
Mientras tanto, ponemos en un Perol un poco de aceite y le añadimos los pimientos, la cebolla y el ajo, rehogamos y añadimos los trozos de chocos,
removemos y esperamos a que se pongan rositas.
En un mortero machacamos las tintas con un poco de sal y le echamos el vino, removemos y lo añadimos al perol, lo ligamos todo bien y dejamos cocer unos 20 minutos tapado, para que el choco se ponga blandito.


Ahora miramos si la masa a aumentado de tamaño y la dividimos en dos partes.
Cogemos una parte y la estiramos con el rodillo lo mas finita que podamos.
Pintamos la bandeja del horno con aceite y colocamos la masa, le echamos el relleno que tenemos en el perol y lo repartimos por todos lados.
Estiramos la otra mitad de la masa y cubrimos con ella el relleno, cortamos la masa sobrante y unimos con los dedos los bordes de la empanada, la pinchamos con un tenedor y con un huevo batido pintamos toda la empanada.
Metemos al horno, ya precalentado, durante 35 minutos mas o menos a 180º
Estará lista cuando adopte un color tostadito.


FESTA DO MAGOSTO

En esta fiesta la castaña y el fuego se unen para celebrar la llegada del otoño. Tiene un significado especial en Galicia, por su origen celta y por su relación con el Samahaim, el día en el que los celtas encendían su primer fuego.


Aquí en Galicia, se celebra entre los días 1 de noviembre  y el 11 de noviembre,  porque en esta época es justo cuando las castañas empiezan a caer de los árboles.

La palabra magosto significa “hoguera para asar castañas”. Se cree que la palabra procede del latín Magnus Ustus, gran fuego. En esta celebración el fuego es el homenaje a uno de los frutos típicos del otoño, la castaña.



El día de la celebración la gente sube al monte en grupo y se preparan hogueras para asar las castañas y celebrar la llegada del otoño. Además, se suelen organizar juegos tradicionales, contar chistes o cualquier tipo de actividad en grupo para festejar el Magosto.


Las castañas

El producto estrella del otoño tenía que ser el protagonista por excelencia de la fiesta del magosto. La tradición de Galicia ha estado siempre estrechamente vinculada a la castaña. Los soutos y los ourizos forman parte del paisaje de la comunidad, pero este fruto ha sido además decisivo en la historia y la economía de Galicia.


Fueron los romanos quienes introdujeron el árbol en el territorio y hasta el descubrimiento de América fue un producto fundamental de la dieta de los gallegos. Además, su exportación jugó en papel fundamental en el tejido de la comunidad.


Con la llegada de las patatas, la castaña pasó a consumida por las clases menos favorecidas, pero recientemente la cocina groumet le ha dado su lugar. Sin embargo, el magosto siempre ha homenajeado a las castañas. La forma más tradicional de prepararlas, asadas. Y si el menú se completa con chorizos del país y vino tinto de la nueva cosecha, mejor que mejor.

martes, 12 de octubre de 2021

HORREO DE CARNOTA

Carnota es un municipio costero situado en la zona suroeste de La Coruña (GaliciaEspaña), perteneciente a la comarca de Muros. Su nombre podría proceder de la voz pre céltica carn (piedra).



Un hórreo es una construcción destinada a guardar y conservar los alimentos alejados de la humedad y de los animales para mantenerlos en un estado óptimo para su consumo.​ Se caracteriza por mantenerse levantado sobre pilares para evitar la entrada de humedad y de animales (especialmente ratones y otros roedores) desde el suelo y por permitir la ventilación a través de ranuras en las paredes perimétricas.





El hórreo de Carnota, la construcción más representativa del municipio fue declarado Monumento Nacional y está clasificado como el más grande de Galicia junto con el de Lira y el de Araño (Rianxo), siendo su longitud de 34,76 metros. Su majestuosidad y elegancia tienen que ver con sus dimensiones y su antigüedad es otro de los factores que contribuyen a despertar la admiración por este hórreo que fue construido en el año 1768, a pesar de que su aspecto actual no lo alcanzó hasta años después, concretamente hasta 1783, fecha que se corresponde con el momento en que fue ampliado en once nuevos pares de pies


La maestría con que fue hecho y que descansa sobre veintidós pares de pies, se atribuye al igual que el de Lira a D. Gregorio Quintela, como así lo demuestran las inscripciones que se sitúan en las diferentes puertas del hórreo. El hecho de poseer características constructivas tan similares al de Lira en un espacio tan pequeño nos lleva a la posibilidad de la existencia de una antigua rivalidad entre ambas parroquias. Por lo que se refiere al palomar, cabe decir que tiene las mismas propiedades que el de Lira, es decir, planta cilíndrica y cubierta cónica con tejas del país.



En Carnota se encuentra uno de los mayores hórreos de España, con casi 35 m de longitud, y por lo tanto del mundo, ya que estas construcciones son originarias y únicas del noroeste de la península ibérica. El más grande lo podremos encontrar en Líra, aunque sólo lo supera por unos centímetros y está en peor estado de conservación.
Son de elevado interés sus espacios naturales: monte Pindo, desembocadura del río Jallas, playa y marismas de Carnota y las islas Lobeiras. La playa de Carnota tiene más de siete kilómetros de longitud de arena y cinco de playa rocosa. Una duna de arena forma hacia el interior una pequeña marisma que acoge distintas aves acuáticas en invernada.




viernes, 8 de octubre de 2021

PADRON (A CORUÑA)


Hasta la llegada del ejército romano en el último cuarto de siglo antes de nuestra era (hacia el 26 a. C.), apenas se tiene constancia de restos (2014), en la villa de Padrón, que hayan dejado los nativos galaicos. Sobre la base de los estudios y hallazgos arqueológicos realizados en el área de la comarca del Sar, tenemos la certeza de la presencia de dichos pueblos, así por ejemplo tenemos las mámoas de la Paradegua y los petroglifos de Bouza Abadín en el ayuntamiento colindante de Dodro, castro de Picadizo, en el municipio de Rois o castro Valente en la parroquia de Herbón en Padrón


La llegada de los pobladores latinos es la primera prueba fehaciente de la existencia de unos habitantes en dichas tierras. Posiblemente, una de las razones que disuadió a las tribus galaicas en su asentamiento en el valle fuese la característica de ser una zona sumamente pantanosa, tal es así que la villa de Padrón está levantada literalmente en cieno. Al margen de esta breve explicación orográfica, debemos destacar la fundación por esa misma época de Iria, más tarde Iria Flavia (dinastía de los Flavios 69 al 96 d. C.) en el alto imperio. Actualmente el pequeño pueblo de Iria Flavia se encuentra a un par de kilómetros en dirección noreste con respecto a Padrón.


Ciertamente la pesca y el comercio fueron las actividades de los primeros pobladores, y así lo demuestran los restos arqueológicos hallados en las sucesivas excavaciones realizadas (Eladio Oviedo Arce, Sánchez Cantón, Filgueira Valverde y García Alén) a lo largo del siglo XX en los alrededores de la villa, más concretamente en Iria Flavia, en el propio pueblo de Padrón y en las orillas del río Ulla en la zona de Porto de abaixo. En ellas se encontró cerámica sigillata, bronces, tegulas y pondus.


La historia posterior del ayuntamiento está unida de forma genuina a la de Iria Flavia, y eso es así, debido a su importancia como puerto, ya no solo pesquero, sino también comercial. La supuesta llegada de Santiago el Mayor hacia el 34 d. C., desde Tierra Santa es el punto de partida de la tradición Jacobea.
Después de su muerte (hacia el 44 d. C.) en la ciudad de Jaffa (Israel), la tradición dice que sus restos fueron trasladados por barca desde allí hasta el Padrón (una columna de granito existente hoy bajo el altar de la iglesia de Santiago marca el lugar donde la barca encalló), y posteriormente depositados en lugar remoto, en el monte Libredón, donde hoy en día se levanta la catedral de Santiago (Santiago de Compostela).


Desde el descubrimiento en Compostela de unos restos que en seguida fueron identificados como los del mismo Apóstol Santiago, Padrón se convierte en el principio de la ruta hacia el sepulcro para los peregrinos que llegan por mar. También se convierte en objetivo para los saqueadores vikingos y normandos entre los siglos X y XI, por lo que Alfonso V ordenó reconstruir las Torres del Oeste, el antiguo Castellum honesti de origen romano, a principios del siglo XI y, de este modo, la villa dejó de ser asaltada, disfrutando de una gran prosperidad durante los siglos XII y XIII.
El arzobispo Diego Gelmírez, nacido en las Torres de Oeste, fue uno de los artífices de esa prosperidad. Él fue quien construyó un muelle a orillas del Sar –ya que Padrón tuvo puerto hasta el siglo XVII, cuando los aluviones del río Sar produjeron la retirada de la ría–, donde está ahora la iglesia de Santiago y la calle Murgadán, y de sus astilleros salieron las primeras galeras de la Marina española. El arzobispo Rodrígo de Luna, en el siglo XV, moró dos años enteros en Padrón con todo el cabildo compostelano, con el fin de protegerse de los condes de Altamira. Su hermoso sepulcro con estatua yacente puede verse en la iglesia de Iria Flavia.

ROSALÍA DE CASTRO
Padrón está vinculado a importantes figuras de la literatura gallega, como Macías el Enamorado, Juan Rodríguez de Padrón, Camilo José Cela o Rosalía de Castro, cuya casa, llamada "A Matanza" donde vivió sus últimos años y murió, y convertida hoy en museo, se encuentra en las afueras del pueblo. Se pueden visitar también la iglesia de Santiago Apóstol, en la que se guardan dos epígrafes, uno romano, sobre la tradición del santo y el otro del año 1133, sobre la reconstrucción de la iglesia iniciada por el obispo Gelmírez.

MUSEO DE ROSALÍA DE CASTRO
En los alrededores de la población se pueden ver numerosos pazos de nobles y antiguas familias y a unos cuantos kilómetros, sobre una colina entre grandes peñas se encuentra la ermita de "Santiaguiño do Monte", a la cual, según la leyenda, se retiraba a rezar el apóstol tras sus predicaciones. Todos los años, el 25 de julio fiesta de Santiago Apóstol, se celebra allí una popular romería amenizada después con concursos de muñeiras y donde se consumen algunos platos tradicionales de la cocina gallega.


Asimismo, todos los domingos Padrón alberga una de los mercados más populares de Galicia, en el que tiene importante presencia los productos hortofrutícolas de la zona –en especial los conocidos pimientos–, así como ropa, quesos, panes, aperos de labranza y animales domésticos.


A pesar de que su denominación pueda indicar su procedencia geográfica, lo cierto es que este fruto, principalmente se cultiva en un pueblo colindante a la villa de Padrón: Herbón. Esta variedad la trajeron miembros de la orden franciscana desde las indias, probablemente en el siglo XVI o XVII. Su buena adaptación al terreno (pH ácido), ha sido de gran ayuda para los agricultores de la zona.

COMO LLEGAR



PIMIENTO DE PADRÓN

El denominado pimiento de Padrón es una variedad de pimiento (Capsicum annuum) originaria del cultivo agrícola del convento de San Francisco de Herbón (parroquia de Padrón) en la provincia de La Coruña, en Galicia, donde habrían adaptado su cultivo frailes franciscanos regresados de América en el siglo XVI. Se trata de pimientos de pequeñas dimensiones, entre unos 5 y no más de 10 cm, de color verde oliva a verde amarillento y que tienen como particularidad gastronómica, además de su generalizado intenso sabor, el que algunos ejemplares resultan particularmente picantes (aproximadamente entre un 10% -o incluso modernamente menos, como se explica abajo- y un 25%)



Se trata de un vegetal de cultivo que se puede encontrar en una gran extensión de las cuencas del río Ulla y su afluente el Sar; y es especialmente cultivado en los invernaderos de Herbón, localidad administrativamente perteneciente a Padrón en calidad de parroquia civil. Actualmente existen variedades cultivadas en el sur levantino de España y en Marruecos. La temporada de recolección puede comenzar ya a mediados del mes de mayo, prolongándose hasta alcanzar el verano, soliéndose recolectar cuando su tamaño aún es reducido. Tradicionalmente estaban disponibles en los mercados desde el propio mes de mayo y hasta finales de octubre o primeros de noviembre (solía darse la fecha de la primera matanza del cerdo, 11 de noviembre, día de San Martín, como límite). En la actualidad, merced a las condiciones de cultivo controladas en invernadero, pueden encontrarse en los mercados españoles a lo largo de todo el año y suelen comercializarse envasados en bolsas plásticas en las que es de obligado cumplimiento legal la indicación de su origen geográfico.



Como queda dicho, es un pimiento de pequeño tamaño y forma algo alargada, cónica o fusiforme y ligeramente surcada longitudinalmente por estrías bulbosas, que le confieren un aspecto arrugado tras su fritura. Como algunos ejemplares poseen la cualidad de resultar picantes, algunos de manera acusada, existe todo un debate acerca de las características que harían reconocibles tales especímenes, controversia que comienza desde el momento en que unos entendidos aseguran poder saber cuáles pican mientras que otros afirman no haber manera de averiguarlo de antemano. El idioma gallego ha sabido acomodarse a esta realidad variable y zanjar la cuestión con la sentencia popular «Os pementos de Padrón, uns pican e outros non»​ («Los pimientos de Padrón, unos pican y otros no»).


Se trata de una variedad del chile, al igual que los jalapeños o los serranos, y, como todo pimiento, domesticada en Mesoamérica. Al parecer, fue importada a Galicia por misioneros del convento franciscano de Herbón durante el siglo XVI o ya tal vez iniciado el XVII, posiblemente desde México o la zona suroeste de EE. UU. Es probable que las variedades originarias llevadas de América fueran poco a poco adaptándose mediante selección artificial al clima de Galicia, haciéndose más pequeños y adquiriendo así su sabor particular.
Debido a que frente a los ejemplares que no pican otros producen un picor que puede ser intenso hay toda serie de creaciones populares sobre este tema, sobre todo en Galicia, donde es muy popular y reiterado el aludido refrán gallego «Coma os pementos de Padrón: uns pican e outros non» («Como los pimientos de Padrón: unos pican y otros no») en comentario alusivo a la variabilidad de cualquier tipo que se pueda observar ante determinada circunstancia.


Lo cierto es que la proporción de ejemplares picantes parece aumentar considerablemente en las zonas de cultivo (hoy en día la práctica totalidad se realiza en invernadero) que han recibido mayor insolación, con lo cual en origen se puede controlar en parte esta característica en las remesas recolectadas. Es bastante común señalar que los ejemplares picantes son los que han sido menos regados; sin embargo, se puede observar que, a igual cantidad de riego, éstos se dan más en las zonas soleadas, lo que lleva a relacionar más esta cualidad con la insolación y evaporación consiguiente.
Entre los métodos popularizados para diferenciar visualmente los ejemplares picantes se cuenta que aquellos de mayor tamaño y color mate antes de su fritura, sobre todo si presentan una forma acusadamente puntiaguda y en forma de huso, tienen más probabilidades de ser agresivos al paladar. También se dice que a los picantes se les adhieren en menor medida los granos de sal gorda con que se suelen sazonar. Otra fórmula es reparar en la proporción del peciolo con respecto al ejemplar entero, siendo los picantes los que presentarían mayor proporción de peciolo (popularmente llamado «rabecho» en gallego, traducible por «rabito» o «rabuelo»). Cualquier ejemplar de tamaño excesivamente grande (el doble o más de lo que se considera un pimiento de Padrón grande) o que presente coloración total o parcialmente rojiza quizás debido a exceso de madurez, quizás debido a hibridación) presentan un nivel de picor remarcadamente alto (influyendo más la coloración que el tamaño).


Las recolectoras tradicionales -suelen ser mujeres- de las zonas de Padrón más dedicadas a su cultivo (la más reputada es la parroquia de Herbón) y sus degustadores más aficionados suelen acordar que una adecuada proporción de ejemplares picantes a la hora de servirlos está en torno a una quinta parte del total. De este modo, en la recolección artesanal se recogen en recipientes diferentes aquellos que han recibido mayor insolación durante su cultivo de los que han permanecido más en la sombra. A la hora de prepararlos para el consumidor, se le servirá una "mano" (los que caben agarrados en un puño, que se dice que habitualmente son cuatro) de los picantes por cada cuatro "manos" de no picantes, ya que como reza la sentencia tradicional gallega, «Unha saca son cen pementos, que son vintecinco 'máns' de catro» («Una bolsa son cien pimientos, que son veinticinco 'manos' de cuatro»).


Texto by Wikipedia

jueves, 7 de octubre de 2021

HISTORIA Y LEYENDA DE LA TORRE DE HÉRCULES


Historia y leyenda de la torre de Hércules



El faro desde su construcción por los romanos en el siglo I, se encuentra sobre una loma en la costa de Galicia, en la ciudad de la Coruña, en la actualidad es conocido como Torre de Hércules. Sus características lo convirtieron en el símbolo de la ciudad de la Coruña, siendo querido por todos sus vecinos e instituciones. Tiene el privilegio de ser el único faro romano y es el más antiguo en funcionamiento del mundo. Tiene una altura de 68 m. É el segundo en altura de España. Desde su edificación original sufrió varias reconstrucciones.



La leyenda dice que la construcción de este se debe a la lucha mantenida por Hércules contra el gigante Gerión. Gerión, rey de Brigantium, obligaba a sus súbditos a entregarle la mitad de sus bienes, incluyendo a sus hijos. Un día los súbditos decidieron pedir ayuda a Hércules, que retó a Gerión en una gran pelea. Cuando Hércules lo venció, coloco los huesos de su cabeza enterrados en los cimientos de la torre que allí mandó construir. Cerca del faro fundo una ciudad y como la primera persona que llegó fue una mujer llamada Cruña, Hércules puso a la ciudad este nombre.
Galeses, irlandeses y escoceses conservan leyendas relacionadas con el faro de Hércules



El origen de la torre es desconocido, aunque fue reedificada por los romanos en el siglo I. La Torre de Hércules fue construida como faro de navegación y comprendida la construcción entre los reinados de Nerón y Vespasiano en función de los hallazgos de fragmentos de terra sigillata y vasos de paredes finas datables entre los años 40 y 80 de nuestra era. La inscripción al pie de la torre y las referencias documentales sobre la ciudad de Brigantium (La Coruña) revelan la existencia de un faro de la época de Trajano. En su base se encontró una piedra votiva con la inscripción en latín MARTI AVG.SACR C.SEVIVS LVPVS ARCHTECTVS ÆMINIENSIS LVSITANVS.EX.VO, lo que ha permitido identificar al arquitecto autor de la misma como Cayo Sevio Lupo, originario de Aeminium, hoy Coimbra, en Portugal.



La mención más antigua a la Torre se encuentra en el Historiæ adversvm Paganos de Paulo Orosio, escrito hacia el 415-417 d. C., que dice: Secvndvs angvlvs circivm intendit, ubi Brigantia Gallæciæ civitas sita altissimvm farvm et inter pavca memorandi operis ad specvlam Britanniæ erigit («En el segundo ángulo del curso [de circunnavegación de Hispania], donde se sitúa la ciudad de Brigantia Gallæciæ, se yergue un faro altísimo entre unas pocas obras recordatorias de la ruta hacia Britania»).

La torre perdió, posiblemente, su uso marítimo durante la Edad Media al convertirse en fortificación. En el siglo XVII (1682) el duque de Uceda encargó la restauración arquitectónica al arquitecto Amaro Antune, que construyó una escalera de madera que atravesaba las bóvedas hasta la parte superior, donde se sitúan dos pequeñas torres para soportar los fanales. En el reinado de Carlos III se realizó la reconstrucción completa. La obra neoclásica se terminó en 1791 bajo la dirección de Eustaquio Giannini.


La torre era, antes de comenzar la reforma, un cuerpo prismático con base cuadrada; en el exterior presentaba un muro de piedra con dos puertas en la parte baja y ventanas asimétricas que la recorrían hasta el piso superior, y una mordiente helicoidal que llegaba hasta la parte superior. En su interior conservaba la vieja estructura romana, pero con escaleras de madera que pertenecían a la restauración de edificio, armonizándola en su decoración con marcos superiores de puertas y ventanas.
La fachada actual de la torre es el fruto de la remodelación neoclásica del siglo XVIII. En el año 2007, fue elegida candidata para engrosar la lista de bienes culturales Patrimonio de la Humanidad. El 9 de septiembre de 2008 se hermanó con la Estatua de la Libertad de Nueva York y el día 25 de ese mismo mes con el Faro del Morro de La Habana, el más antiguo de América y uno de los emblemas de Cuba.

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