Las islas Cíes, pertenecientes al municipio de Vigo, forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la Provincia de Pontevedra (España), formado por tres islas: Norte o Monteagudo, Del Medio o do Faro y Sur o San Martín. Las dos primeras se encuentran unidas artificialmente por una escollera y naturalmente por el arenal de la Praia de Rodas. Están orientadas según un sistema de fracturas paralelo a la costa en dirección N-S. Distan aproximadamente 14,5 km de la ciudad de Vigo. Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.
En febrero del año 2007 el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como «la mejor playa del mundo».
En noviembre del año 2013 el Ayuntamiento de Vigo inició los trámites para que las Islas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad.
El archipiélago está formado por tres islas: la Isla de Monteagudo o Illa Norte, la Isla Do Faro o Illa do Medio y la de San Martiño o Illa Sur.
La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.
Historia
Las Islas Cíes en el municipio de Vigo, al que pertenecen. Sin embargo no forman parte formalmente de ninguna parroquia. |
En la antigüedad fueron llamadas Siccae ('áridas'). Desde la antigüedad, los hombres visitaron y habitaron las Islas Cíes. Se han encontrado en las Cíes restos arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a. C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son un castro de comienzos de la Edad de Hierro. También se tiene constancia de un asentamiento que data de la Edad de Bronce (entre el 500 y el 100 a. C.), es un castro situado en las laderas del monte Faro.
Por allí pasaron los romanos, dejando restos como un anillo de oro datado en el siglo II de nuestra era, así como ánforas, cerámica y diversos útiles que se exponen hoy en el Museo de Pontevedra, así como escritos de Estrabón, Plinio o Diodoro. Existen leyendas que mencionan la presencia de Julio César en su lucha contra los Herminios, como la relatada por Dion Casio en su controvertido libro 'Historia romana'. Según este, Cayo Julio César tomó parte en diferentes batallas en la Península Ibérica a torno al año 60 a.C.. Una de ellas contra los lusitanos del monte Herminius –hoy Serra da Estrela–, al centro de Portugal, tierra que también vio nacer al guerrero Viriato. Un grupo de estos guerreros lograron escapar al norte y refugiarse en las islas Casitérides de Albiano y Lancia -hoy Cíes, Monteagudo y San Martiño-. Julio César, ávido de victorias, los persiguió y embarcó el 24 de agosto desde el puerto de Erizana (hoy Bayona) al mando de dos galeras y ochenta balsas dispuesto a exterminar a los refugiados. Lo abrupto de la costa y el gran número de enemigos, le hicieron desistir. En la misma playa de Rodas, Julio César se mostró incapaz de doblegar por las armas a los herminios y no le quedó más solución que rendirles por el asedio y el hambre, rodeándola y asentándose en la isla del Medio. Finalmente, dejando atrás muchos muertos y enfermos, los debilitados herminios claudicaron y pidieron la paz. Por fin Julio César pudo desembarcar en las Cíes y allí descansó una temporada.
En la Edad Media fueron habitadas por monjes de diversas órdenes, también estuvieron los Normandos. En el siglo XI estuvieron allí los benedictinos, que las abandonaron y volvieron a finales del siglo XIII. En el siglo XIV se asentaron allí los franciscanos. También pasó por ahí la Orden de Cluny. De esta alternativa ocupación de las islas quedan como prueba los monasterios de San Estevo en la Isla do Faro y de San Martiño en la isla de su nombre.