jueves, 7 de octubre de 2021

LEYENDAS GALLEGAS

Vengo del país de la lluvia eterna


Vengo del fin del mundo.
Soy de donde el agua muda la eternidad en melancolía 


y la melancolía se torna en nostalgia perenne.
Vengo de la más hermosa tierra que la naturaleza,
en su eternidad, pudo parir.

Vengo de la piedra y el viento del norte, gélido y eterno.
Soy del país que los hombres llamaron Galicia.
Soy de la tierra que los dioses quisieron llamar ETERNIA.




















Galicia, debido a su antigüedad es una tierra rica en leyendas,
una tierra de misterios y supersticiones, una tierra de fabulas y
mitos, en su mayoría fruto de la imaginación popular, las hay 
de todo tipo desde fantásticas a religiosas, dé brujas y héroes,
de villanos y demonios y etc...Historias y leyendas que se 
contaban a la luz de las fogatas, cuando ya el sol se escondía
y comenzaba a reinar la noche, y que así se transmitían de 
generación en generación. En fin aquí he reunido unas
cuantas de las más populares que espero que os gusten.

El Ciprianillo:


Había la creencia de que existía un libro, titulado 
O  Ciprianillo,
que tenía la propiedad de hacer por medio de su lectura que 
los encantos que existen en los castros traigan los tesoros
que tienen escondidos.

Graznidos de aves:


  



















Los graznidos de algunas aves, como los cuervos, cuando se 
oyen con insistencia en los árboles próximos de una casa,
son de fatal agüero, y significan o un alma en pena o un aviso
de que pronto morirá una persona.

Tocar la campana:

















Tocar la campana de las iglesias parroquiales cuando truena 
y está encima la nube cargada de electricidad, en la creencia
de que por estar aquella bendita hace descargar el pedrisco 
en otra parte.

Mouros:























Según la leyenda estos personajes viven en los bosques y 
custodian tesoros que van concediendo a quien les ayuda.
Hay ocasiones en que los valientes que desean conseguir 
los tesoros se encuentran con repulsivos guardianes y deben
vencer sus primeros instintos de huida. A veces, se logra el fin
deseado, aunque siempre con restricciones.

El fuego


El rasgo mas esencial de la antigua adoración al fuego va unido al culto 
universal del hogar.
Hay lugares donde se cubre el fuego todas las noches y se enciende al día 
siguiente con el de la víspera.
Dejarle morir equivale a un sacrilegio y se paga caro.
Si por descuido u otras causas llega a apagarse, es grande el disgusto que 
se apodera de la familia, pues la desgracia persigue ya de cerca la casa y 
los que la habitan.
'O fogo morto', indicaba un lugar desierto.
El primero de enero se limpia perfectamente el hogar, se arroja el fuego de 
la noche y se enciende el nuevo, que para que sea propicio, debe durar todo 
el año.
Hay indicios de que el acto de encender el nuevo fuego revestía para 
nuestros antepasados todas las apariencias de un verdadero acto religioso 
y que se repetían entre los celtas gallegos las mismas ceremonias 
simbólicas que entre los arios.


En el siglo XIX, el fuego era una deidad protectora entre los montañeses de
las montañas de Cervantes (Lugo) y si a alguno de ellos le torturaba o 
afligía pena o tribulación, acudía solo ante el hogar, avivaba el fuego y hacia 
sus imprecaciones:
Tennos sempre na prosperidad, sempre dichosos, ti que eres eterno, fermoso,
sempre xoven, ¡oh fogar!'.
En determinados días del año le arrojan flores(al fuego),cuando cuecen el 
pan le dan su porción,y pues allí como en la mayor parte de las casas 
campesinas de Galicia,se come alrededor del fuego, no son sólo las 
oraciones dichas antes y despues de la comida parecen serle dirigidas, sino 
que echan sobre él algunas cucharadas de grasa, y así que se levanta la 
llama, dicen que el fuego se alegra. Nada sucio se arroja a la limbre, pero 
muy en especial las cascaras de los huevos porque con ellas quemaron a 
San Lorenzo.
Entre novios, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde, 
"home que nos leve o lume"
El fuego del hogar es puro, la unión de los sexos debe tener lugar lejos de 
su presencia.


Era cosa corriente que desde el día de navidad hasta el 1 de Enero ardiese en el hogar el gran leño al que daban el nombre de tizón de Navidad.
Sus cenizas eran buenas para curar calenturas.
El tizón se encendía para que el fuego fuese mas vivo en aquellos días de regocijo y las almas de los ante pasados viniesen a visitar a los suyos y tuviesen un mas puro calor para calentarse, pues tal vez el grueso tronco que devoraba el fuego durante los días sagrados, encerraba un doble símbolo, el de la pureza y santidad del día y el de la integridad de la familia.
Una prueba de que se le consideró siempre como un ser vivo la tenemos en que en gallego no se dice por lo general apagar la luz o el fuego, sino matar o lume. Morreume a luz, mateille o candil....



                                                                                                     
La Santa Compaña  
                               
Existe la creencia en las ánimas y que éstas se manifiestan y tienen su vida después de la muerte.


En la oscuridad aparece una procesión de almas en pena, va encabezada siempre por un vivo, el primero que han visto esa noche, si desea librarse de ellos y abandonar tan tétrico cortejo debe entregar los atributos a otro mortal, o bien colgarlos al cuello de un perro y encerrarse en un arca llena de maiz.
La Santa Compaña está formada por ánimas que van en dos hileras, envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos.

Cada fantasma lleva una luz, pero es invisible, sólo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros.

Al frente va un espectro de mayor tamaño, la Estadea. Algunas veces llevan un ataúd en el que va un familiar del que presencia el paso. Este no tarda en morir.
Puede suceder que el que encuentra el paso a altas horas de la noche se vea obligado a seguir al cortejo portando una cruz y un caldero.
El acompañante puede transmitir su "empleo" si en una de las excursiones de los difuntos se encuentra con otra persona.

Le da la cruz y el caldero y él queda libre mientras que la persona a quien se los ha dado es la que pasa a acompañar a los espectros.


A Santa Compaña

Existe a crenza nas ánimas e que estas se manifestan e teñen a súa vida despois da morte.



Na escuridade aparece unha procesión de almas en pena, vai encabezada sempre por un vivo, o primeiro que viron esa noite, se desexa librarse deles e abandonar tan tétrico cortexo debe entregar os atributos a outro mortal, ou ben colgalos ao colo dun can e encerrarse nunha arca chea de maiz.

A Santa Compaña está formada por ánimas que van en dúas fileiras, envolvidas en sudarios, coas mans frías e os pés descalzos.

Cada fantasma leva unha luz, pero é invisible, só un olor a cera e un lixeiro vento son os sinais de que está a pasar a lexión de espectros.

Á fronte vai un espectro de maior tamaño, a Estadea. Algunhas veces levan un ataúde no que vai un familiar do que presencia o paso. Este non tarda en morrer.
Pode suceder que o que encontra o paso a altas horas da noite se vexa obrigado a seguir ao cortexo portando unha cruz e un caldeiro.
O acompañante pode transmitir o seu "emprego" se nunha das excursións dos defuntos se encontra con outra persoa.

Dálle a cruz e o caldeiro e el queda libre mentres que a persoa a quen llos deu é a que pasa a acompañar os espectros.


"MEIGAS" Lenda ou realidade?

Las meigas son mujeres adoradoras del diablo y que con sus ritos pueden hacer maleficios.
Esta superstición obliga a una serie de ritos muy especiales para ahuyentar posibles peligros: guardar una herradura en el hogar, tras la puerta de entrada, o llevar consigo un diente de ajo, una castaña pilonga o varios objetos que libren del mal de ojo u otros hechizos.


Tipos de meigas

Se dice que hay un gran número de ellas, cada una con diferentes poderes:

Meigas chuchonas (o chupadoras): son las más peligrosas, y se presentan con distintas caras o transformadas en vampiros e insectos, como abejorros. Chupan la sangre a los niños y les roban los untos (grasa corporal) para ser empleados en la elaboración de ungüentos y pociones.

Asumcordas o brujas callejeras: espías de las gente y vigilantes de quienes entran y salen de las casas.
Marimanta: es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer.

Feiticeira (Hechicera): viven cerca de los ríos y riachuelos, aunque anciana, su aspecto no repele, posee una voz muy bella que con sus cantos hipnotiza a los chicos que se acercan al río y hace que se vayan metiendo en el río, donde al fin se ahogarán.

Lavandeira: esta meiga sorprende al caminante que pasa por un lavadero, invitando a este a que la ayude a escurrir las prendas que lava, tintas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa.

Lobismuller (mujer loba): tienen que haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.

Vedoira: es esbelta y agradable en el trato. Posee facultades adivinatorias, y son expertas en contactar con el más allá para decir si alguien fallecido está gozando eternamente en el cielo o si aún penan en el Purgatorio.

Voladoira: vuela y hace piruetas acrobáticas en el cielo.

Cartuxeira: son meigas echadoras de cartas, que siempre aciertan en sus vaticinios.

Agoreira: estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.

Dama de castro: estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas otorga sus favores.



Métodos para protegerse de las meigas

Para defenderse de ellas y de sus hechizos existen amuletos que pueden colocarse en las casas o colgarse del cuello del afectado. Estos son algunos de ellos:

  • Colocar una escoba vuelta del revés tras la puerta de la entrada
  • Llevar un diente de ajo, una castaña pilonga. Llevar una higa (mejor de azabache compostelano) colgada del cuello o unos cuernos de vacaloura (un tipo de escarabajo)
  • Tener en casa tierra bendita de los cementerios o ramas de laurel bendito el Domingo de Ramos
  • Buscar garras de fieras o dientes de lobo
  • Poseer en forma de varitas, colgantes o pectorales, trozos de azabache, ámbar y distintas piedras capaces de rechazar los venenos y encantamientos.
  • Tradicionalmente se cree que saltando la cacharela de San Juan tres veces o múltiplo de tres se espanta a las meigas.
Es muy popular la frase, "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas ("Yo no creo en las meigas, pero haberlas, las hay"), que resume a la perfección el equilibrio del carácter gallego entre lo práctico, la incredulidad y el misticismo.
El meigallo es el hechizo que realizan las meigas. Un ensalmo muy común es "¡Meigas fóra!", que es acompañado del gesto de la higa.



La meiga equivale a las fuerzas que quiebran la armonía de las partes con el todo, las que introducen el desorden, la enfermedad y la muerte. Aquélla suele asociarse a la altura, la luz y lo sagrado; ésta con lo ínfimo, oscuro y satánico, operando en la impunidad de su acción a distancia.





LUGO


Muralla Romana de Lugo
El entorno natural de Lugo es maravilloso, el mar Cantábrico bordea su costa esculpiendo playas impresionantes como la gran conocida como la playa de las Catedrales, y también otras y no tan conocidas, casi vírgenes en las que se puede disfrutar de su arena blanquecina y casi fina. El resto de esta tierra es atravesada por aguas de diferentes ríos como el Miño, el Sil, el Ulla, el Neira y el Eo entre otros. Sus sinuosos cursos son culpables de panoramas increíbles en entornos naturales, bosques autóctonos y áreas recreativas salpicadas por todo el territorio provincial. Y qué decir de los contrastes entre sus valles y las altas cumbres de los Ancares, el Courel o la sierra de O Xistral. Las laderas de la Ribeira Sacra, tierra donde nace unos de los mejores vinos de Galicia con denominación de Origen, las lagunas o los cañones del Sil, un paisaje sorprendente e incomparable del que poder deleitarse en catamarán navegando por los conocidos mares interiores de Galicia.

Cañón del Sil.

Un verdadero paraíso natural en el que, además de habitar multitud de sp vegetales y animales, se esconde un patrimonio histórico y monumental que refleja nuestro pasado y conserva nuestras raíces. Castros y petroglifos de la prehistoria, murallas y construcciones de nuestra época galaico- romana entre las que resalta la muralla de Lugo, milenaria y declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en el año 2000; castillos y fortalezas medievales e infinidad de edificios religiosos de auténtico valor artístico, como la Real Abadía de Samos o las catedrales de Lugo y Mondoñedo.


Precisamente, la mayoría de estos monumentos son el resultado de nuestra historia jacobea. La peregrinación de a Santiago de Compostela atraviesa esta provincia por tres rutas reconocidas con Patrimonio de la Humanidad, el Camino Norte, el Camino Primitivo y el Camino Francés. A las que hay que sumar otros tres itinerarios alternativos, el Camino del Mar, el Camino Norte y el Camino Sur. Todos ellos van dejando a su paso edificios llenos de arte en los que remunerar nuestra historia más olvidada. Son 800km de Camino en total que hacen que Lugo sea la provincia por la que más ruta jacobea transcurre.


Catedral de Santiago.
 
Muchas son las visitas culturales y las de ocio que nos esperan, por ello, entre una y otra debemos reponer bien las fuerzas. Y Lugo no nos defraudará en ese sentido, su exquisita y variada gastronomía es buena prueba de ello. Sus platos típicos serán un buen motivo, sin duda, para repetir. Los establecimientos hosteleros de la provincia conocen bien sus manjares y gran parte de sus municipios cuentan con los productos típicos de cada zona. Imposible no probar el marisco, el pulpo o el bonito de Burela; las verduras, legumbres, carnes de raza autóctona ensalzadas con diversas indicaciones geográficas protegidas o denominaciones de origen como la ternera gallega, los grelos o la patata de Galicia, las habas de Lourenzá o los pimientos de Mougán; los quesos y los productos más dulces, cómo el queso de Arzúa-Ulloa o el queso de O Cebreiro y la castaña o miel de Galicia; y el buen vino con denominación de origen de las bodegas de la Ribeira Sacra, para regar bien todo. Un caldo, mayoritariamente de uva mencía, con tanta tradición y adeptos, que ya en la época romana era reconocido como el "oro líquido" del Sil. Se dice, ciertas leyendas confirman, que fueron ellos, los romanos, los que plantaron las primeras vides, idearon la distribución en escalera de los bancales y comenzaron a sembrar la popularidad con la que cuenta hoy en día.

Vitis vinifera. (Mencía).

Una riqueza gastronómica de la que no pueden presumir de otros lugares es que Lugo cuenta con un sinfín de fiestas y ferias dedicadas a homenajear y degustar cada producto de mil y una maneras. Son solo un ejemplo todas las que se celebran en el sur de la provincia, en la Ribeira Sacra, en honor a este vino.

COMO LLEGAR 


Y es que de fiesta en fiesta podemos visitar toda la provincia, sobre todo, durante los meses de verano. La oferta lúdica es diversa y completísima, desde días festivos dedicados a la historia de Lugo, como Arde Lucus en la capital, a celebraciones religiosas como la Semana Santa de Viveiro; pasando por otras de origen etnográfico y cultural, como As San Lucas Mondoñedo, una fiesta con aproximadamente 860 años de historia, la más antigua de Galicia, o el san Froilán en Lugo, con las que prácticamente se da por finalizada la temporada festiva. Abrimos un amplio abanico de oportunidades para todos los gustos. Sea por un motivo u otro, el objetivo es dar a conocer la belleza y los productos que se hacen en esta tierra y la de nuestros antepasados.

Castillo de Pambre.

La provincia de Lugo es una caja de sorpresas, curiosidades, lugares inolvidables, naturaleza infinita, fiestas de los más variado y productos exquisitos... Es por todo esto por lo que merece la pena visitar Lugo aunque sólo sea una vez en la vida.


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